Estos insectos originarios de América del Sur también se están extendiendo a los Estados Unidos, donde causan daños terribles.

Un verdadero flagelo afecta con frecuencia a Texas, Mississippi, Florida y Luisiana: la invasión de hormigas locas leonadas -cuyo nombre científico es Nylanderia fulva – pone en peligro el ecosistema del lugar donde se propagan.

Incontrolables e intrusos por todas partes, midiendo apenas unos pocos milímetros, logran ahuyentar a los insectos locales – puede hacer que las especies desaparezcan enteros, como arañas o ciempiés -pero también pequeños animales -como gallinas, conejos y hasta habrían atacado a vacas-, en su escupir ácido en él y cegándolos, por ejemplo, según informa The Independent.

También atacan los aparatos eléctricos provocando cortocircuitos y, por tanto, pueden gateando en las casas.

Durante muchos años, los medios para combatir este especies invasivas siguen sin tener éxito, pero una publicación científica podría devolver la esperanza de deshacerse de estos invasores que destruyen todo a su paso.

Un hongo desconocido como solución

Durante veinte años, los científicos han estado tratando de encontrar una solución al problema. Pero ahora un equipo de investigadores parece haber encontrado a través de un champiñón. Los resultados de su trabajo se publicaron en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences el 28 de marzo.

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Consiguieron aislar un hongo que sería capaz de atacar a estas plagas. Esta patógeno fúngico llamado Myrmecomorba nylanderiae provoca la muerte de la hormiga en cuestión sin atacar a las demás especies.

Investigadores de la Universidad de Texas en Estados Unidos trabajaron en el tema durante casi ocho años.

El hongo en cuestión se destacó cuando estaban estudiando las hormigas tomadas para su trabajo. Algunos tenían abdómenes llenos de grasa. Dentro había esporas que destruyen las hormigas infectadas.

Se desconoce el origen de este hongo pero los científicos creen que proviene del lugar de origen de la especie de esta hormiga y que la llevó consigo mientras migraba.

Resultados muy convincentes

Luego probaron el patógeno en la vida real en el Parque Estero Llano Grande en Weslaco, Texas. De hecho, las hormigas salvajes habían invadido el parque y habían destruido a las otras especies.

Uno de los autores de la publicación, Edward G. LeBrun explica que en este lugar “era apocalíptico, ríos de hormigas subían y bajaban de cada árbol. Así que ahí empezamos el proceso experimental, porque no había nada que perder. .»

Por lo tanto, depositaron ciertos especímenes infectados con el hongo patógeno, el famoso hongo, cerca de los sitios de anidación de las hormigas locas. Al mismo tiempo atrajeron a otras poblaciones de hormigas que habían sido diezmadas por las hormigas locas.

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Y los resultados fueron contundentes: en pocos meses las hormigas invasoras vieron disminuir su población hasta prácticamente desaparecer y el resto de especies recuperaron sus derechos.

Aunque aclaró que «esto no significa que las hormigas locas vayan a desaparecer», dijo LeBrun en un comunicado a UTNews el día que se publicó el estudio.

«Creo que tiene mucho potencial para proteger hábitats sensibles con especies en peligro de extinción o áreas de alto valor de conservación».

Marta Kleber