Daniil Medvedev no hace ningún cambio particular en el guión en vista de la segundo en la alfombra azul de Melbourne Park. El número dos del gran grupo -favorito obligado en vísperas de la ausencia de Novak Djokovic- también se deshace de Stefanos Tsitsipas en semifinales.

Pese a algunos problemas, que estratifica casi por completo en la parte central del segundo set, el ruso consigue encontrar más cantidad y calidad desde la línea de fondo, pero sobre todo conservar más energía.

Física y mentalmente. El 7-6 (5) 4-6 6-4 6-1 que madura de golpe en dos horas y media de juego cuenta todos los cómos y porqués. Medvedev se enfrenta así a Marat Safin en la clasificación Final-Slam para Rusia (cuatro) y obviamente también apunta al segundo éxito en la categoría tras el de Flushing Meadows.

En el camino -como en Nueva York en 2019- Nadal una vez más. Medvedev en realidad corre el riesgo de perder un set en el que gana 22 de los 23 puntos de servicio disponibles. Un lance en el que ni siquiera aprovecha tres-quince, obviamente en respuesta, en el juego-número-ocho.

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‘Tsitsi’ adelanta la cabeza gracias a una defensa extrema, pero desperdicia un 4-1 de ventaja y pierde 6 de los 7 puntos siguientes. El ruso, que paradójicamente es el que más siente el golpe, empieza a acumular una serie de errores incomprensibles.

Ni que decir tiene con el tiro que más satisfacciones le había dado durante el arco de la primera fracción. Tsitsipas, que mantiene el descanso por delante hasta el sexto juego, aprovecha la cortesía del número dos del bloque (que hace un pésimo partido en el 4-4) y pese a algunos tropiezos en el pie de meta reagrupa el marcador en la cuarta oportunidad útil.

Intensidad y calidad vuelven a viajar por el mismo camino en el partido de corta distancia. Incluso si Tsitsipas comienza a mostrar las grietas de una condición física aún no excelente. Medvedev, que despeja dos puntos de quiebre en el inicio, encara el 5-4 con un espléndido balón corto ganador y pilla desprevenido al griego cerca de la red en los quince inmediatos siguientes.

Tsitsi paga un error bastante trivial con la derecha fuera del servicio en el 0-30 y solo remedia parcialmente la desventaja: el segundo set útil resulta ser el bueno para Medvedev, en control total del asunto durante el cuarto.

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El talento griego, escaso de energía física y mental, prácticamente tiene tiempo para mover el cero del área de juego. Para Medvedev -en total trance competitivo- archivar la práctica al filo de las dos horas y media de juego es prácticamente un trámite.

Tania Bonacera