Que los problemas pudieran ocurrir en conjunto con la segunda semana era bastante obvio. Que Felix Auger Aliassime podría incluso convertirse en el tercer jugador de la historia en empujarlo al quinto set, bueno, quizás un poco menos.

Un Nadal «más o menos» logra salir del apuro ante el talento canadiense, que quizás en los compases iniciales del set decisivo parece tener aún más gasolina en el depósito. Nadal, un personaje increíblemente reacio a la derrota, sin embargo, condensa todas las atenciones en el juego número ocho y con un puñado de obras maestras pone el hombro decisivo.

Pese a dos sets como espectador no pagado, el trece veces campeón del torneo sella el triunfo por 3-6 6-3 6-2 3-6 6-3 y alcanza a Novak Djokovic. Será el cincuenta y nueve desafío entre ambos, el décimo en París.

Lidera a Nadal con 7 victorias y solo 2 derrotas. Desde un punto de vista genuinamente técnico, Nadal juega un primer set bastante infame. Ni que decir tiene que deja cinco de los primeros seis juegos fuera de casa y en el medio desperdicia un total de seis puntos de quiebre.

El mismísimo campeón español despierta al parecer del letargo acumulado en la salida a un paso del precipicio. El 3-5, sin embargo, no encuentra armas suficientemente buenas para contener el saque del talento canadiense, que a la primera oportunidad útil mete la flecha.

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Aquí: pensar en poder jugar con Nadal en el Chatrier sin barajar las cartas sobre la mesa no parece el más viable de los planes. Aunque ciertamente no es una versión perfecta de Nadal. El trece veces campeón del torneo, sin embargo, corrige las principales fallas (sobre todo el manejo desde la línea de fondo), eleva considerablemente el número de primeros con el saque y obviamente toma el control del asunto.

En el segundo set rompe el equilibrio en el 4-3 y en el tercero coquetea con el quiebre de inicio antes de colocarlo en el 2-1. A pesar de un 0-30 en el partido inmediatamente posterior, el español afianza su ventaja y cierra con un clarísimo 6-2.

Sin embargo, Nadal no está en condiciones físicas lo suficientemente buenas como para morder el partido. Y la salida con hándicap decisivo es testimonio de ello. El mismísimo campeón español -de repente lento en los movimientos laterales y menos perspicaz desde la línea de fondo- se ve catapultado al quinto set en el umbral de las tres horas de juego.

El juego inaugural es de alguna manera un manifiesto: un golpe de derecha ganador fuera del servicio y una postura bastante decisiva cerca de la red. Sin embargo, el conjunto se asienta sobre estándares bastante predecibles, con el servicio absolutamente maestro y el número de intercambios prolongados cada vez más reducido.

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Nadal guarda toda la energía que le queda en el depósito en el 4-3, tras unos quebraderos de cabeza. Mueve el 0-30 con una inteligencia extraordinaria y ‘provoca’ a Aliassime cerca de la red, ‘golpeándolo’ con un pase recto muy preciso.

El bateo final es una fotografía bastante emblemática, con Nadal que con un plan absolutamente sin escrúpulos se hace con la victoria a las puertas de las cuatro horas y media de juego. Crédito de la foto: Getty Images

Tania Bonacera