The New York Times ha analizado cientos de horas de conversaciones no encriptadas interceptadas por radioaficionados en Ucrania. Puedes seguir los bombardeos del ejército ruso, pero también sus fracasos y sus objetivos civiles.

Las conversaciones interceptadas por radioaficionados ucranianos y estadounidenses ciertamente han salvado vidas e incluso podrían constituir evidencia de crímenes de guerra perpetrados por el ejército ruso en Ucrania. Porque desde el comienzo de la invasión, las tropas de Moscú se comunican regularmente en los canales no cifrados.

Damos un paso atrás. (..) Dejemos atrás un vehículo blindado dañado. Sobre

Resultados, sus conversaciones fueron ampliamente escuchadas por el campamento ucraniano. «Nuestros aviones comenzarán un bombardeo en diez minutos, ¿entendido?» En un informe de audio emitido por franciainfopodemos escuchar a los soldados rusos discutiendo sus posiciones y los próximos ataques aéreos planeados.

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Es el New York Times quien compiló y verificó estas grabaciones de audio. Y algunos arrojan una fuerte luz sobre la falta de preparación de la ofensiva rusa y sobre la resistencia de los ucranianos. «¡Ha pasado una hora desde que te pedimos aviones de refuerzo! ¡Te olvidaste, puta!», grita este soldado ruso.

Otros, entre lágrimas, anuncian que están golpeados, atrapados en el corazón de la lucha o que huyen. «Nos estamos retirando de la localidad de Motijine y estamos dando marcha atrás. Estamos dejando un vehículo blindado detrás de nosotros, dañado. Cambio».

¿Posible evidencia de crímenes de guerra?

Pero algunas conversaciones también podrían sumarse a la lista de pruebas recogidas para sustentar la acusación de crímenes de guerra, como este anuncio de un soldado ruso, traducido por franciainfo : «Se da la orden a todas las unidades rusas de abandonar el área residencial. Nuestra artillería apuntará a esta área».

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En los últimos días, los mensajes de audio interceptados por radioaficionados han disminuido. Los rusos parecen haber aprendido la lección, en particular gracias a los múltiples intercambios revueltos por gritos de cerdos, música heavy metal o insultos difundidos por los ucranianos.

Marta Kleber