Francisco Cerundolo está viviendo un sueño en Miami. El tenista argentino, gracias al retiro de Jannik Sinner por unas ampollas en los pies, alcanzó las semifinales de un Masters 1000 y, con los resultados conseguidos hasta el momento, alcanzó el puesto número 51 del ranking ATP.

Sin embargo, el camino de Cerundolo para alcanzar este objetivo también estuvo marcado por momentos dictados no por su propio tenis, sino por las condiciones físicas de los oponentes que encontró. En la primera ronda, el argentino nacido en 1998 se enfrentó a Griekspoor: el holandés sufrió el calor de la costa este de los Estados Unidos de América y perdió el partido.

En la segunda vuelta aprovechó el retiro de uno de los anfitriones, Reilly Opelka. En este caso, fue una lesión en el hombro derecho la que obligó a la estadounidense a retirarse en el segundo set. La única victoria que no vio lesiones ni tiempo muerto fue la de la tercera vuelta: en dos sets, Cerundolo se impuso al francés Gael Monflis, con marcador de 6-2, 6-3.

En los octavos de final, otro titular y más lesión: fue el turno de Frances Tiafoe, que sufrió dolores de espalda en la mitad del segundo set. La última víctima de Francesco Cerundolo fue Jannik Sinner: a cinco juegos del inicio del partido, el italiano se vio obligado a retirarse, debido a unas ampollas en el pie que le impedían caminar, según declaró al final del partido.

Leer:  Piemonte, cómo convertirse en golfista en 3 pasos

Cerundolo como Bradbury: se desencadena la ironía de las redes sociales

Con el camino trazado hasta el momento, no podía dejar de llevar la ironía social sobre el argentino. El post más sonado tuvo como objeto una curiosa comparación: la de Cerundolo y Bradbury.

Steven Bradbury es un ex patinador de pista corta, héroe de los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City en 2002. El australiano, de hecho, ganó la medalla de oro aprovechando la caída y descalificación de los demás patinadores que participaron en la final olímpica.

Icónico es el vídeo de la Banda de Gialappa que, en Mai dire Gol, contaba su historia de forma irónica.

Tania Bonacera