Guerra en Ucrania: «Deriva continental», editorial de Paul Caraci

Entre América y Europa, Joe Biden está cavando el abismo. Las insultantes declaraciones del inquilino de la Casa Blanca hacia el jefe del Kremlin aún alejan al Viejo Continente de la paz, como a miles de familias y niños de un futuro menos sombrío.

Este no es el tema de fondo, ya que Putin ya es unánime en su contra. Ni el de una cobardía para decir sin miedo lo que todos piensan. Es sólo un atributo de las sociedades civilizadas -precisamente donde ya no prevalece el dominio del más fuerte- que se llama diplomacia. Salva vidas. Miles de vidas.

Biden, bucanero de las cenas de embajadores, ¿lo habría olvidado? Pero soplar sobre las brasas de la OTAN, el brazo secular de Estados Unidos para los asuntos europeos, no le cuesta caro al Tío Sam.

No acorralemos al oso ruso como si fueran belicistas jugando con… fuego nuclear. ¿Cuánto pagarán los europeos, los eslavos, los sajones, los mediterráneos de todas las tendencias, por la deriva de la charla arrogante?