En su editorial de este viernes 1 de abril, Jean-Michel Servant vuelve sobre el chantaje de Vladimir Putin, que exige a los europeos que paguen en rublos el gas ruso.
Un ultimátum explosivo. Para rescatar a sus bancos amenazados de colapso, Vladimir Putin exige que los europeos paguen su gasolina en rublos hoy.
En esta historia, el objetivo del dictador no es tanto ganar su caso en la elección de la moneda sino más bien dividir a los miembros de la UE más o menos dependientes de este combustible fósil. Lejos de querer apaciguar la guerra en Ucrania, el presidente ruso busca así provocar una especie de big bang económico y, en definitiva, un nuevo orden mundial en el que su país tendría el liderazgo.
Él mismo no debe saber realmente cuáles serán las consecuencias de esta apuesta tan devastadora como una bomba termobárica. Con el paso de los días, el autócrata da la impresión de ser un científico loco. Un agitador dispuesto a todo para sembrar el pánico en Occidente. ¡Un déspota que se lanzó a una fuga (de gas) por delante y que ahora espera que el mundo explote!
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